viernes, 17 de junio de 2011

GRATIFICACIÓN PERSONAL


Muchas veces echo en falta esa sensación de que mi trabajo sirve; de que es recibido y aprovechado por alguien. Echo en falta una sensación de gratificación por parte de lo que hago.
Cierto es que lo que hago en esta fundación será de utilidad a largo plazo; esto hace que hasta la fecha, y probablemente durante toda mi estancia, no perciba esa sensación de gratificación personal.
Es por este motivo que, cambiando completamente de tercio, he comenzado a impartir clases de Capoeira, como actividad extraescolar, en un centro de integración de discapacitados visuales.
Para mí la Capoeira no es más que un mero divertimento que aprendí en una etapa de mi vida, del cual nunca pensé que en este viaje le iba a sacar tanto partido.
No soy ningún portento en este arte, pero no hace falta serlo para conseguir que un grupo de niños y niñas se divierta aprendiendo. Cada día que termina la clase muchos de ellos se acercan a agradecerme lo que hago por ellos; me resulta impactante sentir que lo que sé, les resulte tan gratificante; les haga sonreír.
Cada una de esas sonrisas es la “gratificación” que andaba buscando.
Yo nunca había trabajado con invidentes y resulta muy interesante plantearse como explicar un movimiento a alguien que no te puede ver. Es sorprendente la capacidad de intuición, la tenacidad y el espíritu de lucha que desarrollan estas personas. Para mí está siendo toda una experiencia de la que voy a seguir disfrutando y aprendiendo mientras siga aquí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario