Y el infierno se suponía, por lo que decía la televisión y
los periódicos, por lo que sugerían las caras de la gente a
la que le comentaba mi destino este verano, por lo que las
mismas paginas de los ministerios de asuntos exteriores de
los países occidentales informan, digo, el infierno debería
haber sido Irán, donde me encuentro en este momento.
Aquí todo lo desmiente.
Seguimos buscando fanáticos religiosos que
odian a muerte a los occidentales entre las amables personas
que nos sonríen cuando saben que somos extranjeros, y nos
preguntan de donde, y nos hablan de fútbol, aquí se conocen
las canteras del Barcelona y el Madrid mejor que ahí, y
dejan lo que están haciendo para acompañarnos a algún sitio
por el que le preguntamos, o directamente se animan y se
vienen a la ciudad o pueblo que vayamos a pasar el día
visitando. Seguimos buscándolos entre la gente que, cuando
esta contigo y se va a comprar algo para beber o comer, te
compra sin preguntar a ti lo mismo; o entre la que cuando
cenáis juntos, o cogéis juntos un taxi, pagan por mucho que
les digas que pagas tu. Seguimos buscándolos también entre
la gente que simplemente lleva su vida, y se cruzan con
nosotros y no nos hablamos, pero se parecen tanto a las
personas que viven en los países occidentales, en cuanto a
que llevan sus vidas y van a sus trabajos, soportan a sus
gobernadores y van a sus trabajos, que realmente parece que
no sean parte de ningún ejercito en crecimiento preparándose
para invadirnos y exterminarnos.
Y soportan a su gobierno, y al ayatollah que
esta detrás de el como una sombra omnipotente, porque no es
lo que la mayoría quiere. Y así lo demostraron hace 3 años,
tras las ultimas elecciones, cuando unos comicios amañados
dieron el poder de nuevo al candidato de los tres posibles
que mas afín es a los ayatollahs. Las calles se llenaron de
gente, la gente gritaba, pero fueron acallados. Quizá falto
mas poder de convocatoria, quizá faltaron las redes sociales
censuradas en este país, quizá falta la mano aun más
poderosa de los Estados Unidos o Israel organizando
subrepticiamente, como lo ha hecho y lo hace en tantos otros
países, la revuelta. Y es que Irán no es Afganistán. Ni es
Siria. Ni es Libia. El sistema de inteligencia iraní es de
los mas potentes del mundo, el ejercito no es un ejercito de
postín. Y el gobierno está decidido a no dejar que Estados Unidos o el mossad intevengan aquí. Cueste lo que cueste.
Caiga quien caiga. Y quien cuesta, quien cae, o quien caerá
como en Siria, sera toda la gente de la que os hablaba.
Gente que no quiere la guerra. Gente que solo quiere vivir
en paz, y que se escandaliza cuando les contamos como se les
ve en occidente. Cuando estuvimos en Siria hace 2 años no
podía imaginarme lo que se les venia encima. Ahora de vez en
cuando recuerdo a gente de la que conocí allí, de las que no
tengo ningún contacto ahora como para preguntarles si la
guerra que "ha fundido sus mentes y destruido sus sueños"
les afecta de lleno o, mal que bien, sobreviven. Pienso en los
lugares que vivían, lo que hacían en su día a día, e intento
imaginarme infructuosamente como vivirán ahora. Ahora en
Irán, sabiendo que inevitablemente correrán por aquí tres de
los cuatro jinetes del apocalipsis en un plazo mas o menos
largo, de vez en cuando me sorprendo mirando a personas con
las que hablo, sin escuchar lo que dicen, mirando plazas
rebosantes de vida y con un trafico insufrible y alocado, y
por un momento pienso en que sera de aquello, con gente que
se parece como digo tanto a la de mi país, que no está
preparada para una guerra porque son gente de paz.
Visitamos nosotros, en este escenario, restos
de las civilizaciones pasadas que han hecho de esta región
una tan rica en tradiciones: mongoles, sectas islámicas
chiíes interesadas en combinar la ciencia y la religión,
imperios persas, los mas grandes imperios de la historia
hasta el momento en que existieron.
Y con el don de la ubicuidad que nos
caracteriza, nos hemos plantado aquí en ramadán, que empezó
el primer día que vinimos, y sera hasta un día antes de
nuestra partida. Comiendo escondidos en algún hotel, porque
es el único país del mundo en el que es ilegal comer o beber
desde la salida hasta la puesta del sol, salvo para niños,
embarazadas, mujeres con la menstruación y extranjeros. Pero
estos eximidos entre los que nos contamos no pueden hacerlo
delante de ninguna otra persona. Evidentemente esta regla no
es seguida a rajatabla, en sótanos de bazares o en
restaurantes en sótanos de hoteles hemos visto comer a gente
de aquí, y nosotros mismos lo hemos hecho incluso
disimulando en la calle, pero no quita que es ilegal y razón
para que un policía estricto pueda hasta arrestarlos. Una
sinrazón de la que algunos iraníes tratan de escapar
también.
Un saludo a todos, ya os sigo comentando.
Pablo